Imágenes tristes las que se ven hoy en día. No sólo se observan, también se escuchan. No son difíciles de entender, se sabe de donde provienen. Hace mucho tiempo que no escribo y se debe, principalmente, a la falta de ánimo ante lo que está pasando. Es muy raro lo que sucede día tras día en este bendito país, es desconcertante y desalentador. Ante la falta de una opinión completamente formada decidí llamarme a silencio. Hoy lo decido romper. Por qué? Porque ciertas pinturas que observé el lunes me hicieron dar cuenta que en estas situaciones no se puede ser neutral, posición que había decidido adoptar. Es claro lo que digo. O se está de un lado o se está del otro. Hoy ya no existe el medio, lamentablemente. Voy a contar dos cosas que vi y una que escuché:
El lunes volvía a mi casa luego de un paseo corto por la ciudad y al llegar a la esquina de Acoyte y Rivadavia había un corte de vecinos al ritmo de cacerolas y bocinas, con carteles en sus manos que decían “Estoy con el campo”. Delante de ellos, que ocupaban toda
Luego, en la puerta de mi casa, vi la segunda imagen que me resultó demasiado fuerte y repugnante. Pasó tocando bocina un VW Passat 0km., con vidrios polarizados y por las ventanillas, apenas abiertas para no dejar entrar el frío asomaban cuatro cacerolas que eran golpeadas insistentemente. Me tomé la libertad de saber cuanto valía ese auto. Cuesta, según una página de Internet, entre $127.900 y $163.840. Que quede claro.
Por último, escuché en la radio, no recuerdo en cual, a Alfredo De Angeli, este nuevo ídolo rural, decir que estaban dispuestos a crear recesión y desabastecer al país. Que quede claro.
Entonces me pregunto que es lo que está pasando. Cómo puede ser que gente que tiene autos de $130.000 se esté quejando. Me pregunto de qué. Qué más quieren. Cómo se combina la cacerola vacía, símbolo de la gente que no tiene con qué llenarla, en manos de gente que ostenta lujo. Vivimos en el mundo del revés. Aquellos que hace tan sólo algunos años pedían que la gendarmería pase por arriba a los marginados de este mismo sistema neoliberal que cortaban la ruta, hoy se dan el lujo de mantener cerrados los caminos por casi 100 días. Algo está mal. Por qué aquellos no tenían derechos y estos sí. ¿Vivimos en una democracia donde lo que decide cuántos derechos tiene un habitante es su nivel de ingresos? Qué pasaría si mañana salen a cortar rutas los indios que reclaman sus tierras. ¿La gente del campo y los barrios “bien” porteños los apoyaran o pedirán que el ejército los corra a fuerza de balas y palos?
Cien días sin trabajar y siguen haciendo asados al costado de la ruta. Ollas populares contra parrillas cargadas de carne. Esa es la diferencia. Ese es el lugar donde uno tiene que ubicarse y defender sus creencias. De qué lado se está. Desde los medios de comunicación se plantea la dualidad “Campo-Gobierno”. Eso no es lo que está en disputa, lo que se debate hoy en Argentina es “Ricos-pobres”, así de simple, así de complejo. Hay que poner las cartas sobre la mesa y pelear desde ahí, desde el conocimiento total de la situación.
En lo personal, me parece que este gobierno es uno más de esos que defienden un modelo neoliberal donde es indispensable la brecha económica. Pero con algunos límites. Y son esos límites los que molestan. Acá no se habla de reforma agraria, de expropiación de capitales, acá solamente se habla de unas retenciones que buscan equilibrar tan sólo un poco la balanza. Y miren lo que pasa.
Por último me detengo en la frase de De Angeli. Intolerable. Ese señor debería ir preso por agitador y por no creer en las instituciones democráticas. Acá hubo una elección y el pueblo votó. Guste a quién le guste. Si el Congreso ratifica la medida del Ejecutivo Nacional deberán acatar la resolución y volverse a sus casas. Eso es la democracia, esa con la que tanto se llenan la boca. No hay más nada que hablar. Si no les gusta, vendan sus tierras y vayan a sembrar soja a otro lado. Nadie se los impide. Esto no es Cuba, acá pueden salir del país. Abandonen sus campos y trabajen en esos países que tanto miran y tanto alaban. Quién los detiene. Las reglas de juego acá, en Argentina, son estas. Hubo una elección, la gente votó a un Gobierno y ese Gobierno tiene que poder gobernar tranquilo, sin presiones ni lobbys de empresas o grupos, extranjeros o nacionales. El que no las respeta, prisión o avión. No hay otra. Y sino, llamen a los militares, como siempre, como les gusta evocar cada vez que pueden. Vuelvan a exterminar a un pueblo y quédense con las ganancias. Pero ojo, no piensen que no van a encontrar resistencia.
Nuestro amo juega al esclavo | |
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Mucha tropa riendo en las calles Nuestro amo juega al esclavo -Violencia es mentir- Formidables guerreros en jeeps Si hace falta hundir la nariz en el plato -Violencia es mentir-. |
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