EDITORIAL
Golpe cívico militar en Honduras
El golpe de estado en Honduras reactualiza un pasado luctuoso que Latinoamérica creía haber dejado atrás. El proyecto del presidente Manuel Zelaya de convocar a una consulta popular destinada a habilitar su reelección generó un fuerte rechazo de la Corte Suprema, el Ejército, la Iglesia y partidos de oposición. La Corte prohibió la realización de la citada consulta, pero el Presidente mantuvo su iniciativa provocando una respuesta militar y a una serie de confusos episodios que culminaron con el secuestro y la expulsión de Zelaya a Costa Rica. La Corte, por su parte, avaló el procedimiento y sostuvo que las Fuerzas Armadas actuaron en defensa de la Constitución hondureña. Sin embargo, es innegable que se ha producido un golpe de estado que viola los principios básicos del funcionamiento institucional de un sistema republicano como el de Honduras y esto independientemente de cuales hayan sido las acciones o las intenciones políticas del Presidente.
Por este motivo el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Miguel Insulza, condenó el golpe considerándolo una "grave alteración del proceso democrático" y convocó al Consejo Permanente del Organismo para tratar el tema. La comunidad americana e internacional tienen el desafío de colaborar para la restauración institucional en Hondura así como para la neutralización de las posiciones que, como la que ha tomado Venezuela, procuran exacerbar el conflicto y que pueden afectar la estabilidad regional.
El golpe de estado en Honduras reactualiza un pasado luctuoso de Latinoamerica. La comunidad americana e internacional tienen el desafío de colaborar para la restauración institucional.
jueves, 2 de julio de 2009
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