Pequeño dilema el nuestro de cada día. Que hacer ante situaciones que nos exceden, pero no pueden dejar de espantarnos y generarnos arcadas, como mínimo.
Honduras sigue sangrando. Sigue pagando sus errores de querer tener voz propia, de querer ser. Terrible pecado en este mundo globalizado y dominado por el imperialismo (se que estas palabras suenan vencidas y fuertes, pero no lo están). Honduras y su pueblo quisieron armar un camino propio, desafiaron a los poderes de siempre y están pagando con creces su osadía.
Mientras, los medios de información desinforman, como dicta su fin primero. Desinforman, tendenciosamente, en busca de intereses compartidos. No voy a entrar en detalles sobre lo que el pueblo hondureño está viviendo, pero hoy en Argentina estamos discutiendo una nueva ley de medios y parece que a algunos pocos no les gusta que se metan con sus bolsillos, aunque no tienen problema en ser ellos quienes meten mano en los ajenos.
La importancia de la independencia y pluralidad de medios de difusión en un país es fundamental para el respeto de las libertades individuales y la vida de las instituciones democráticas. Cómo se demuestra esto? Fácil, lo primero que hicieron los militares en Honduras fue silenciar las voces de quiénes opinaban distinto.
Las mentiras, entonces, están a la orden del día. Abajo dejo para que cada uno interprete tres artículos. Uno es una editorial rescatada de un periódico hondureño que es todo lo jugada que la situación le permite. Luego, una declaración de los funcionarios fieles al presidente que han sido desplazados y perseguidos por las armas. Para lo último, lo mejor; una editorial del Diario Clarín del 29/06/2009. En ella, lejos de encontrar ninguna condena firme al golpe -como uno esperaría de un medio de comunicación que cree en valores democráticos y republicanos - vemos como se relativiza la acción de los golpistas dando veracidad a la versión de que Chávez, con sus acciones, ensucia el terreno y por eso no se puede restablecer el orden. Pero para que se vea bien la mentira pensemos lo siguiente: Zelaya -presidente electo de Honduras- convoca a una consulta popular NO VINCULANTE -es decir, el resultado no implica que se cumpla lo que dicte el mismo, luego habrá que organizar los medios institucionales adecuados para lograr el objetivo- para ver si se procedía al llamado de una Asamblea Constituyente que modifique la Constitución para que halla más mecanismos de participación ciudadana. Esto molestó a la oposición diciendo que el presidente buscaba con esto asegurarse la reelección y perpetuarse en el poder al estilo Chavez (para que sepamos, ser elegido una y otra vez con amplia mayoría no es perpetuarse en el poder, es ser electo por la gente, una y otra vez, o sea, algo bien se hace). Clarín afirma esto. Lo reafirma en su editorial. Lo asegura. Como puede ser que el presidente hondureño buscara la reelección si la Asamblea Constituyente se realizaría, por los tiempos legales que demanda, luego de que el dejara el poder. Es decir, la Constitución sería reformada cuando el no sea presidente. Como ser reelecto entonces. Extraño no?
Desde este humilde lugar dejo guardada una gran esperanza, que Honduras vuelva a ser quién quiera que su pueblo sea, para que sea de una vez por todas libre.
Desde la ciudad con los mejores asfaltos y veredas....
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