Faltan apenas seis días para unas nuevas elecciones presidenciales y el desconcierto reinante lleva a reflexionar sobre lo que pasa en el país. ¿Alguien recuerda una elección presidencial con tan poca cobertura en los medios? Hoy el diario Clarín le dedicó apenas cinco o seis páginas a los comicios del domingo próximo. Dos de ellas eran acerca del asesinato de los tres policías, que más allá de la cercanía en la fecha no habría motivo para relacionarlo con las presidenciales.
Entonces, qué es lo que pasa. Porque no hay debates de candidatos, estamos a punto de decidir quién nos representará durante los próximos cuatro años y no nos podemos dar el gusto de ver a los candidatos discutir propuestas. Es decir, sólo aceptan realizar actos de campaña, en los que serán vitoreados, nadie los podrá contradecir y harán lo que más le gusta a los políticos argentinos, monologuear ante la gente y las cámaras de televisión. Y no estoy hablando de un sector en particular, al decir esto me refiero a todo el espectro, de izquierda a derecha, pasando por todos los tipos de centros que se puedan inventar.
Nunca propuestas, nunca nadie va a decir que esto no tiene solución, así, lisa y llanamente. A nadie se le ocurre plantear la realidad, esto se fue de las manos y para poder retornar a la senda de la paz, la justicia social, muchos tendrán que esforzarse y ver como sus bolsillos se vacían un poco y los del resto se empiezan a llenar. No. Todos dan una gran cantidad de soluciones, que ninguno podrá realizar, pero que sirven para engañar y llegar al poder, después se verá.
Lo más desalentador de todo es la poca diversidad que hay en la elección. Las mayores oposiciones al gobierno vienen de gente que hasta hace no mucho convivía con el clan Kirchner y se tiraba flores. Todos hablan de lo mismo. Productividad, crecimiento, inflación, seguridad, violencia, concertación. Palabras, sólo palabras. No dicen nada, sólo son un conjunto de letras que juntas, producen un sonido amigable.
El kirchnerismo, si se lo puede denominar con forma de movimiento político, capto mafiosos y carcamanes de todo el espectro político. No se sabe que es. En el conviven sectores progresista con lo más reaccionario de la derecha peronista, que ya sabemos adonde nos llevó. Los moyano, D´elia, Barrionuevo, Quindimil, Curto y demás acompañan a Cristina en la cruzada por un país mejor, para ellos y un séquito de empresarios alcahuetes.
La izquierda es la misma estructura arcaica de siempre, vacía de contenido y, a pesar de su historia, con nula penetración en la gran masa de trabajadores y sectores humildes del país. La izquierda argentina ha perdido el rumbo, la brújula y ciertamente no la encontrará debatiendo en la facultad o tomando café en el Tortoni.
Y para que hablar de la derecha. Lo de siempre. Represión, balas, botas, lo de siempre. Sangre. No se le ocurre otra cosa. Hay pobres que nos vienen a robar, matémoslos. No importa que los generó, extermínenlos de una vez. Eso es todo lo que sabe proponer. Eso y ordenamiento fiscal, crecimiento económico, marco legal para la protección de las inversiones, aumento del capital extranjero, lo mismo de siempre, los mismo vendepatrias de siempre.
Y ese es el espectro político para el domingo. Ante esta increíble crisis de la democracia argentina me animo a recomendar un texto que es realmente esclarecedor. Muchos lo tildarán de tendencioso, espero que puedan recapacitar y confiar en lo que leen, que puede llegar a ser verdad:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=57993
lunes, 22 de octubre de 2007
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